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  • Foto del escritorGrupo SB Cádiz

Yo soy yo

Actualizado: 10 ago 2020


“Yo soy yo y mi circunstancia”. YO, como sujeto, como individuo, con capacidad de elegir, de amar, de enfadarme, con sentimientos propios hacia personas y objetos, con gustos determinados hacia olores, sabores, texturas, o sonidos, con decisión para elegir si quiero seguir o cesar mi juego o mi actividad, con necesidades básicas importantes para mi… Pero también soy “MIS CIRCUNSTANCIAS”, mis padres, mis hermanos, mis maestros son mis manos para alcanzar lo que me gusta, para poder alimentarme, para poder acomodarme, para no pasar frío, para coger mis juguetes y hacerlos sonar…y son mis pies, para moverme, para ir a los lugares que prefiero, para montarme en los columpios, para viajar, para ir a ver a mis abuelos, para irme a la cama,… Mi entorno son mis circunstancias, y mis circunstancias soy YO.

“Yo soy yo, y mi circunstancia”. Adoptemos la famosa expresión de Ortega y Gasset para comenzar a integrar el concepto de individualidad en nuestros alumnos, pero a su vez la relación con su entorno más próximo.

En artículos anteriores del blog, hemos podido leer acerca de las características de los alumnos que atendemos desde el punto de vista de la Estimulación Basal y hemos ido formando en nuestro interior un concepto de trabajo que se aproxima más bien, a una filosofía de vida. Filosofía que solo se puede entender vivenciándola día a día con nuestro alumnado.

Teniendo en cuenta todos estos trabajos, ahora nos centramos en el hermoso tema de “EL JUEGO”. Nos hemos planteado cuestiones que van más allá de la relación alumno-maestro, o alumno-alumno, y hemos decidido dirigirnos a las familias, hablar con ellas, entrevistarlas, para indagar un poco más en el aspecto comunicativo y en el modo de juego entre padres e hijos, o entre los propios hermanos.

La comunicación, el lenguaje, es una capacidad intrínseca en el ser humano. Todos nacemos con la necesidad y el impulso de comunicar, interaccionar, jugar, dar, recibir,… Teniendo en cuenta esta premisa, y atendiendo a las características de nuestro alumnado, lo importante es saber “escuchar y comprender” al otro atendiendo a sus posibilidades, y pudiendo así llevar a cabo juegos guiados por ambos, en los que los dos disfruten.

Tras realizar las entrevistas a distintas familias, hemos llegado a varias conclusiones que detallamos a continuación:

*Confianza: en el juego, la confianza ocupa un gran lugar. Los niños se sienten a gusto con sus padres, confían en ellos, y hay ciertos juegos que implican confianza plena. Damos y recibimos en un marco relajado, tranquilo . ¿Cómo si no iban a ser tan placenteros esos juegos vestibulares, esos juegos de movimientos bruscos como los balanceos, el trote – galope…?

son juegos donde me puedo caer, donde pierdo referentes físicos pero que disfruto porque eres tú quien juega conmigo y confío en ti.

*Dudas: como maestros siempre vivimos con constantes dudas ante la incertidumbre de estar haciéndolo bien, cuestionamos nuestro nivel de respuesta, nos planteamos si estamos cubriendo sus necesidades, si el juego es el correcto, si le hemos dado el suficiente tiempo de espera,… Del mismo modo ocurre en casa. Los padres nos han mostrado sus dudas, sus incertidumbres, las dificultades para entender en ocasiones un determinado llanto o sonido, la falta de capacidad personal para comprender a veces por qué no quieren jugar sus hijos, o por qué determinados juegos le llaman la atención.

*Implicación y entrega: jugando se ponen en marcha mecanismos que implican al niño en su globalidad ayudando a su desarrollo en todos los ámbitos.

Como necesidad vital es una forma de conocer el entorno físico y social, de inventar y explorar la realidad, las acciones y reacciones de los objetos, de poner la energía en movimiento (Evelina Brihnitzer).

Nuestros niños no son los únicos protagonistas en los juegos compartidos, sino que pasan a tener un papel principal objetos como el osito de Sofía o el globo de Sofi, y su implicación es igual de válida para todos.

*Comprensión: Jugar no es jugar a menos que uno lo decida.(Janet Lansbury)

“ Ella decide cuando quiere jugar”, nos comentaba una mamá. Nuestros padres han coincido en que el juego es ofertado por ellos pero en lo que se refiere a la puesta en práctica de dicha oferta son sus niños los que eligen.

Sí, jugar es jugar, es disfrutar del aquí y el ahora. Cuando nuestros padres juegan con sus hijos no buscan estimular, ni dar funcionalidad a gestos (aunque por supuesto lo acaban haciendo) pero conocen cuáles son sus juegos favoritos, los identifican a la perfección: “ella sonríe y suelta un gritito o te vuelve la cara”, identifican el tiempo que sus niñas pasan jugando como indicador. Un “simple” cucú-tras les da información sobre lo capaces que son sus niños para comunicar deseos, preferencias, desagrados…

*“Mi eterno bebé”: “Mi niña es como un bebé pero con 11 años de experiencia. Seguimos conectadas”. Obvio, nadie conoce a sus niños como sus padres, nadie mejor que ellos nos va a decir mejor como jugar. Y siempre serán “su bebé”. Lo mimarán, mecerán, jugarán con ellos y les hablarán como el eterno bebé, pero acumularán con los años numerosas experiencias entre ellos que serán suyas, un vínculo que nadie podrá romper.

*Amor y vínculo: Jugar estimula el apego, ayuda a crear un vínculo afectivo( Miguel González) y además este vínculo es único y particular de cada “ jugador”. En las entrevistas escuchamos frases como “Ella tiene juegos con papá y juegos con mamá, y con su hermano también se establece el juego de una manera diferente”, “ a ella le gusta compartir sus juegos siempre con la misma persona; por ejemplo los juegos en el agua son con su padre y conmigo no responde de la misma manera”. Ahí se muestra la relación de amor y el vínculo especial y deferente que existe con cada uno de ellos.

*Mi tiempo, tu tiempo, nuestro tiempo: participar en juegos que me gustan a mí y en actividades que te gustan a ti, y hacer de esas actividades nuestro tiempo de ocio compartido.


Con todo lo que nuestros niños y niñas nos quieren dar, la pregunta es: ¿sabemos nosotros escucharles y darles respuesta?”.

Poco a poco, con implicación e ilusión aprendemos a hacerlo , igual que lo hacen sus familias, observando, ofertando, equivocándonos, esperando, amando… y creemos que el juego compartido es un canal de comunicación en el que pueden tener cabida todos los mensajes.

QUIÉN QUIERE ENTENDER MÁS DEBE JUGAR MÁS” ( Gottfried Benn).

Irene González Rodríguez

Rosa María Ruíz López

Julia Haro Acosta

Inmaculada Torres Medina

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