Según la Organización Mundial de la Salud (OMS) la Educación para la Salud se define como cualquier combinación de actividades de información y de educación que lleve a una situación en la que las personas deseen estar sanas, sepan cómo alcanzar la salud y busquen ayuda cuando lo necesiten.
En el caso de los Centros Específicos de Educación Especial, nosotros los docentes somos la herramienta de acceso para conseguir ese estado de salud y bienestar, desarrollando en ellos hábitos de vida saludable, entre los que encontramos una buena alimentación y aseo personal.
Entendemos el desarrollo de los hábitos de vida saludable encuadrados de forma transversal en todas las áreas, pero directamente conectados al área de Conocimiento de sí mismo y autonomía personal, que comprende la vida cotidiana, el cuidado personal y la salud (D. 428/2008 de 29 de Julio, por el que se establece la ordenación y las enseñanzas correspondientes a la Educación Infantil en Andalucía).
Es por ello, que nosotros, como maestros de Audición y Lenguaje y de Pedagogía Terapéutica abordamos objetivos relacionados tanto con la alimentación como con el aseo, no siendo meras acciones de nuestro día a día, sino dotándolas de contenido curricular y con objetivos muy marcados que favorezcan desarrollo personal de nuestro alumnado.
Trabajar la alimentación, la higiene personal y la autonomía en dichos procesos, es mucho más que llevar a cabo un programa, es introducir al alumnado en actividades de la vida diaria, haciéndolos participes de todas y cada una de ellas, siendo lo más autónomos posible y respetando sus espacios y sus ritmos de desarrollo. Además, nos permite trabajar otros aspectos enlazados, como pueden ser : interacción comunicativa, anticipación, seguimiento de instrucciones, atención compartida, tiempo de espera,…
Es de vital importancia tener en cuenta que cada alumno es un individuo con características personales, con capacidades y necesidades diferentes, con niveles de desarrollo individualizados, y que debemos adaptarnos a cada uno de ellos en todas las áreas a trabajar en el aula.
Entre nuestros objetivos podemos encontrar el de “desarrollar la autonomía en hábitos de higiene personal”, entendiendo dicha autonomía como el mayor grado de participación por parte de cada alumno en función de sus capacidades, otorgándoles así el derecho a participar en su propia vida y sentando a su vez las bases para que en el desarrollo de rutinas y actividades diarias sientan que ellos sí pueden participar, sí pueden colaborar, sí pueden ser.
A la hora de llevar dicho objetivo a la práctica y buscando siempre esa autonomía, ese estoy aquí, ese escúchame y te ayudaré a trabajar conmigo, resulta indispensable comenzar planteándose algunas cuestiones:
- ¿Qué le gusta o qué le incómoda?, algo de vital importancia desde el comienzo ya que nos permite hacer mayor hincapié en determinados aspectos y buscar alternativas ante lo que le provoca animadversión.
- ¿Cómo pedirle que abra la boca para introducirle la cuchara o el cepillo de dientes si no es consciente de qué es su boca o del proceso de abrirla?
- ¿Cómo indicarle que se va a lavar los dientes si no sabe lo que son los dientes y/o nunca los ha tocado ni vivenciado?
- ¿No es más significativo que agarre con nuestra ayuda la empuñadura de la cuchara o del cepillo y sea él quien decida cuando seguir y cuando parar?
Todas estas preguntas y muchas más son las que deberemos responder previo a la puesta en práctica de cualquier actividad de alimentación y aseo. Además la necesidad de trabajar estos procesos previos se justifica por:
- Los procesos de higiene como el lavado de manos y el lavado de dientes se llevarán a cabo garantizando el mayor grado de participación y autonomía por parte del alumno.
- Realizar cada uno de los movimientos que intervienen en el proceso de forma pausada e integrada facilita al alumnado disfrutar de la actividad y darle el tiempo de espera necesario para que pueda tomar parte de forma autónoma.
- Para poder integrar los procesos y conseguir que las actividades se realicen de modo consciente es requisito indispensable que previamente se haya trabajado el cocimiento del propio cuerpo. Para muchos de nuestros alumnos el mero hecho de tocarse la boca, los labios o la lengua es un “imposible” a menos que cuenten con una ayuda externa. Es por ello, que previo a trabajar el aseo bucal es imprescindible llevar a cabo sesiones donde el alumno pueda explorar, tocar y conocer cada una de las partes de su boca, partes que posteriormente participarán en la alimentación y en el aseo y que el hecho de conocerlas le hará más familiar y cómodo el proceso.
Hasta aquí el qué supone para nosotros trabajar en el aula el aseo personal, una tarea que va mucho más allá de lavarles los dientes o las manos. Os intentamos presentar también el cómo lo llevamos a la práctica a través del siguiente vídeo:
Irene González Rodríguez
Julia Haro Acosta
Inmaculada Torres Medina